Andreu Villalonga «El vino y el ajedrez comparten algo esencial: el gusto por lo lento y lo pensado»
En el corazón de Binissalem, hay una bodega con alma propia. Al frente está Andreu Villalonga, un hombre que no necesita grandes campañas ni etiquetas de prestigio para demostrar la calidad de sus vinos. Con una sonrisa tranquila y una forma muy suya de hacer las cosas, representa la cuarta generación de una familia que lleva más de 80 años ofreciendo vino directo, honesto y cercano.
Andreu no sigue las modas ni se deja llevar por las reglas del juego del mercado. En Vins Can’ Novell, apuestan por la venta directa, sin intermediarios ni añadidos innecesarios, y cuidan cada detalle del proceso, desde el respeto por el medio ambiente hasta la reutilización de botellas que los propios clientes devuelven. Hay quienes, desde hace décadas, siguen recibiendo sus botellas en casa como si se tratara de una tradición familiar.

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Lejos de ser una pequeña bodega de aficionado, Ca’n Novell produce más de 100.000 botellas al año y se ha convertido en parada obligada para quienes pasean por el mercado de Binissalem. Su vino tiene algo especial: carácter, sabor y una historia que contar.
Este año, además, Andreu se suma de nuevo al tablero como colaborador del II Torneo de Ajedrez organizado por Vins Morell dentro de la XXII Fira de la Pedra i l’Artesania. Porque si hay algo que el ajedrez y el vino tienen en común, es el gusto por hacer las cosas con calma, inteligencia… y mucho estilo.
P: Andreu Villalonga, ¿cómo nace la idea de vincular una bodega con un torneo de ajedrez?
A.V.: La iniciativa surgió en una partida de ajedrez con amigos y desde la federación no dudaron en apoyar la propuesta. El ajedrez es un juego que, como el vino, exige tiempo, estrategia y saber disfrutar del momento. Encaja perfectamente con el espíritu de nuestra bodega y de la Fira.
P: Andreu Villalonga, ¿Qué significa para vosotros participar en la Fira de la Pedra i l’Artesania?
A.V.: Es una cita imprescindible. No solo por el valor cultural y patrimonial de la piedra, sino porque es un punto de encuentro con la gente del pueblo, visitantes y artesanos. Binissalem vibra en estos días, y es un orgullo ser parte de ello con una propuesta tan original como el torneo.
P: Andreu Villalonga, ¿Habrá vino durante el torneo?
A.V.: (Ríe) ¡Por supuesto! Habrá degustaciones moderadas para los asistentes. Eso sí, a los jugadores les recomendamos dejar el brindis para después de mover la última pieza.
P: Andreu Villalonga, ¿Qué esperáis de esta edición?
A.V.: Más participación, más ambiente y más complicidad entre cultura, vino y ajedrez. Queremos que este torneo se consolide como una tradición dentro de la Fira.
P: Andreu Villalonga, ¿Algún mensaje final para quienes aún no se han animado a venir?
A.V.: Que se acerquen, aunque no jueguen. El ajedrez es espectáculo, y si lo maridamos con un buen vino de la tierra y rodeados de artesanía y piedra, es una experiencia única. ¡Os esperamos en Binissalem!
Para Binissalem, el vino es mucho más que una bebida: es historia, cultura y tradición profundamente enraizada en su identidad. Esta localidad mallorquina ha cultivado viñas desde hace siglos, convirtiéndose en el corazón vitivinícola de la isla. El vino representa el esfuerzo de generaciones que han cuidado la tierra con pasión, transmitiendo conocimientos y saber hacer. Además, es motor económico y símbolo de orgullo local, especialmente visible durante la Festa des Vermar, donde se celebra la cosecha con alegría y unión comunitaria. En Binissalem, el vino es una forma de vida que honra el pasado y brinda al futuro.