El año 2024 marcó un hito en la lucha contra el desperdicio alimentario en España: se evitaron más de 51 millones de kilos o litros de alimentos y bebidas en la basura, lo que supone una reducción del 4,4 % respecto a 2023. En total, el desperdicio se situó en 1.125 millones de kilos o litros, una cifra que consolida una caída acumulada cercana al 20 % desde 2020.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, subrayó que este avance refleja un cambio estructural respaldado por la nueva Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, aprobada en 2025. “Es una estrategia de país que beneficia a todos: combate el desperdicio, empodera a consumidores y empresas y nos acerca a un modelo de consumo más responsable y sostenible”, afirmó.
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Menos comida en la basura: el hogar como protagonista
El estudio anual del Ministerio indica que los hogares siguen siendo el escenario principal del desperdicio, con el 97,5 % del total (1.097 millones de kilos o litros). Sin embargo, también lideran la mejora: en 2024 se tiraron 48,9 millones de kilos o litros menos que el año anterior y un 19,5 % menos que en 2020, alcanzando la cifra más baja desde que se tienen registros.
El desperdicio alimentario en España baja un 4,4 %
Por productos, el 77,6 % del desperdicio doméstico son alimentos sin utilizar (principalmente frutas y verduras), mientras que el 22,4 % corresponde a recetas ya preparadas, entre las que destacan ensaladas y platos de verduras o legumbres.
Récord histórico fuera del hogar
La hostelería y el consumo fuera de casa también registraron mínimos históricos: solo 28 millones de kilos o litros acabaron en la basura en 2024, un 8,8 % menos que en 2023 y apenas un 2,5 % del total nacional.
Una ley que mira al futuro
La campaña “Aquí no se tira nada” y la nueva ley contra el desperdicio alimentario han impulsado prácticas como la donación de excedentes por parte de empresas, el uso de envases reutilizables en hostelería o la educación sobre etiquetado de caducidad y consumo preferente.
Para Planas, cada alimento salvado “representa el esfuerzo de agricultores, ganaderos, transportistas y distribuidores”. No obstante, el ministro recordó que aún hay retos pendientes: reducir el desperdicio de ensaladas y platos vegetales, revalorizar la fruta madura y mantener la tendencia descendente tanto en los hogares como en la restauración.