El Consell de Mallorca y Es Baluard han clausurado este jueves la exitosa exposición “Hem arribat a l’infern!” del Museu de Mallorca con una acción artística en el santuario talayótico de Son Corró (Costitx), enmarcada dentro de la Biennal B.

La performance, dirigida por el filósofo y crítico de arte Fernando Castro Flórez, ofreció al público una experiencia singular que unió arqueología, historia y museografía. Desde el mismo lugar donde hace 130 años un campesino halló el primero de los tres célebres bueyes de bronce —hoy custodiados en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid—, Castro Flórez reflexionó sobre la auratización de los hallazgos, la estetización de los comportamientos y el recorrido de los objetos desde la tierra hasta las vitrinas de los museos.

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Bernardí Roig devuelve los Bous de Costitx

El acto culminó con el entierro simbólico de un cuerno dorado, réplica a tamaño real de uno de los bueyes, realizado por el artista Bernardí Roig. Este gesto evocó el retorno de lo hallado a la tierra y simbolizó la relación entre memoria, tiempo y ausencia, conceptos que han marcado toda la exposición.

La muestra “Hem arribat a l’infern!”, inaugurada el pasado 11 de septiembre y comisariada por Jackie Herbst y Sofía Borrás, transformó el Museu de Mallorca en un espacio inmersivo que invitaba a reflexionar sobre los Bous de Costitx, su ausencia y la fragilidad de su presencia. Durante estas semanas, recibió a cientos de visitantes y se consolidó como uno de los grandes hitos de la Biennal B.

Con esta acción final en Son Corró, el proyecto se despide dejando abierta la reflexión y el diálogo entre el arte contemporáneo y el patrimonio histórico de Mallorca.